martes, 3 de marzo de 2015

Día 8: Hearst Castle y playas de Cambria

El día siguiente por la mañana lo dedicamos a la visita del Hearst Castle.

No teníamos pensado ir, pero no había mucho que hacer por la zona...asi que compramos 2 entradas el día anterior para el tour que se llama "Grand Rooms". Cada entrada nos costó 25$, un poco caro para mi gusto, si bien es cierto que subes en autobús hasta la casa y, sobretodo, que la visita es guiada (en inglés, aviso). En total el tour por el interior de las habitaciones dura unos 40 min, visitando bibliotecas, comedores, salones, salas de estar y por último el teatro (si, Mr. Hearst también tenía un cine en casa) donde pasan una película con varias imágenes de Hearst&friends.
Al final tienes tiempo de sobra para ver los jardines, la piscina exterior y la interior (muy chulas) y las vistas del pacífico, las primeras de la zona de Big Sur.

Desayunamos rápido para llegar a tiempo a la visita. Teníamos las entradas para las 10.20 de la mañana, pero hay que estar allí un rato antes para recogerlas y coger el autobús que te sube desde el centro de visitantes hasta la casa, en lo alto de una colina.
El desayuno en este hotel fue uno de los peores puntos que tenía, casi diría que el único, porque solo había 4 mesas para todo el mundo y allí coincidía todo el hotel a la misma hora... Un poco caos. Había gente que directamente recogía el desayuno y se lo subía a la habitación.

Después del desayuno salimos pitando hacia San Simeón, donde está el Hearst Castle. Hay que dejar el coche en el aparcamiento del Centro de Visitantes, recoger tu entrada y un mapa del sitio en una ventanilla, y esperar turno para coger el autobús que sube a lo alto de la colina. En la cola del bus, te hacen una foto que puedes comprar luego, si quieres jejeje.

Como decía, lo mejor son los exteriores y las piscinas. La exterior nos tocó verla vacía y con andamios, porque la estaban limpiando/arreglando... Mala suerte! La interior es una pasada, recomiendo que la dejes para el final, porque el autobús que baja de nuevo al centro de visitantes sale de su puerta.


Y esto es una vista de la costa desde el exterior de la casa, una vez que levantó la niebla, que suele haber en esta zona.


El interior es como una locura kitsch, con una mezcla imposible de obras de arte que este señor se lió a sacar de Europa durante el periodo de entreguerras del siglo pasado, muchas de ellas españolas. De todas formas la visita a la casa tiene su gracia, todo excentricidad y excesos.

A la salida hay una playa pequeña con un muelle muy típico (forma parte de un parque dedicado a Mr. Hearst), pensamos en bajar a bañarnos porque hacía muchísimo calor, pero seguimos adelante y paramos en Cambria, primero en Moonstone Beach y luego pasamos la tarde en la playa de Cayucos, que también tiene otro de esos muelles que se adentran en el mar, y que se encuentran por todas partes en la costa.


Para comer, pillamos unos mega burritos en una gasolinera, para no saltarnos nuestra dieta hipercalórica XD.

Volvimos por la tarde a Morro Bay para no perdernos el atardecer en la playa. Como ya he dicho antes, en el pueblo no hay mucho que hacer, pero la puesta de sol en la playa, con la roca de Morro Rock de fondo, bien vale una visita.






Por la noche, cena en el Blue Sky Bistro on the Bay, otro restaurante de la zona del puerto. Mucho mejor el del día anterior, si volviera a Morro Bay repetiría, pero nosostros decidimos probar otro. El sitio está bien, pedimos cóctel de gambas, muy distinto a lo que esperaba con tomate y mucho cilantro, y pescado fresco (halibut, creo). Estaba bueno, pero nada que ver con la cena del día anterior :(


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